La planta de calabacín, conocida también como calabacita, zapallito o zapallo italiano, posee varias propiedades medicinales, además de tener un gran uso domiciliario por sus propiedades alimentarias. El calabacín, cuyo nombre científico es Cucurbita pepo, tiene propiedades antipiréticas, por lo cual es muy útil para tratar el aumento de la temperatura corporal producto de alguna enfermedad.
El más común es alargado, verde por fuera y blanco por dentro, pero también los hay de piel amarilla, a rayas o jaspeada, casi siempre comestible. El calabacín es, en realidad, un tipo de calabaza, como su propio nombre indica –diminutivo de esta última-, de la familia de las cucurbitáceas.
Si bien es cierto que el calabacín está presente en los mercados todo el año, el verano es su temporada natural. No en vano, esta hortaliza pertenece a las cucurbitáceas, la misma familia que otros vegetales veraniegos como el pepino, el melón o la sandía.
A la hora de guardarlos en la nevera, hay que procurar no colocar los calabacines cerca de melocotones o melones ya que esto podría propiciar la aparición de sabores amargos.
Es importante saber que el calabacín es mejor consumirlo con la piel, ya que es en esta donde se encuentra la mayor cantidad de nutrientes. Del calabacín se aprovecha todo. Hasta sus flores son comestibles.
Las flores del calabacín y de la calabaza común son de las que más habitualmente se emplean en casi todas las cocinas del mundo. La forma más común de comerlas salteadas, rebozadas y rellenas, pero también se pueden emplear para realzar el sabor de sopas y ensaladas.
El calabacín es una de esas hortalizas que son ideales para realizar dietas. Porque su composición es fundamentalmente de agua, lo cual significa que es bajo en calorías, además de aportar poca cantidad de grasas. Es además, una hortaliza que contiene mucílagos, sustancia que desinflama las mucosas del aparato digestivo.
Por su parte, el calabacín ofrece aportes de fibras, proteínas, folatos y una buena cantidad de vitaminas del grupo B y C. A pesar de ser de la familia de las calabazas, su aporte de betacaroteno no es tan significativo. Yendo al apartado mineral, el calabacín tiene un buen aporte de potasio, como así también magnesio, yodo, calcio y algo de hierro. Además, se encuentra entre los alimentos bajos en sodio ya que 100 g de este alimento contiene tan solo 1 mg.
Al tratarse de una hortaliza de sabor suave y muy ligera de comer, goza de enorme aceptación entre los más pequeños, sobre todo en tortilla o rebozada.
También, resulta muy recomendable en el caso de mujeres embarazadas. Dos calabacines de tamaño medio aportan una octava parte del ácido fólico que precisan al día a fin de prevenir importantes malformaciones en el feto.
Esta especie posee propiedades antiespasmódicas y laxantes. El calabacín es un excelente emoliente y además, es muy útil para tratar quemaduras. La planta del calabacín, principalmente sus hojas, poseen propiedades diuréticas y vermífugas. Por su contenido de potasio; ayuda a aquéllas personas que sufren de calambres
Como vermífugo, el calabacín está muy recomendado para aquellas personas que tengan lombrices en el intestino. Al contener fibras, combate el estreñimiento
El uso del calabacín mediante su aplicación externa es muy útil para limpiar las asperezas de la piel, esto se debe a las propiedades emolientes que posee. A su vez, la aplicación de esta planta resulta ser un excelente tratamiento para las quemaduras.
Como diurético, actúa estimulando la eliminación de líquidos desde el organismo, debido a esto es muy aconsejable su aplicación para tratar infecciones urinarias, cistitis y nefritis. De la misma forma ayuda a prevenir la aparición de cálculos renales. Es un buen depurador, ayudando a eliminar toxinas y contribuye a bajar el colesterol.
Por las propiedades antiespasmódicas, el calabacín está muy recomendado para tratar espasmos estomacales y situaciones de diarrea.
El más común es alargado, verde por fuera y blanco por dentro, pero también los hay de piel amarilla, a rayas o jaspeada, casi siempre comestible. El calabacín es, en realidad, un tipo de calabaza, como su propio nombre indica –diminutivo de esta última-, de la familia de las cucurbitáceas.
Si bien es cierto que el calabacín está presente en los mercados todo el año, el verano es su temporada natural. No en vano, esta hortaliza pertenece a las cucurbitáceas, la misma familia que otros vegetales veraniegos como el pepino, el melón o la sandía.
A la hora de guardarlos en la nevera, hay que procurar no colocar los calabacines cerca de melocotones o melones ya que esto podría propiciar la aparición de sabores amargos.
Es importante saber que el calabacín es mejor consumirlo con la piel, ya que es en esta donde se encuentra la mayor cantidad de nutrientes. Del calabacín se aprovecha todo. Hasta sus flores son comestibles.
Las flores del calabacín y de la calabaza común son de las que más habitualmente se emplean en casi todas las cocinas del mundo. La forma más común de comerlas salteadas, rebozadas y rellenas, pero también se pueden emplear para realzar el sabor de sopas y ensaladas.
El calabacín es una de esas hortalizas que son ideales para realizar dietas. Porque su composición es fundamentalmente de agua, lo cual significa que es bajo en calorías, además de aportar poca cantidad de grasas. Es además, una hortaliza que contiene mucílagos, sustancia que desinflama las mucosas del aparato digestivo.
Por su parte, el calabacín ofrece aportes de fibras, proteínas, folatos y una buena cantidad de vitaminas del grupo B y C. A pesar de ser de la familia de las calabazas, su aporte de betacaroteno no es tan significativo. Yendo al apartado mineral, el calabacín tiene un buen aporte de potasio, como así también magnesio, yodo, calcio y algo de hierro. Además, se encuentra entre los alimentos bajos en sodio ya que 100 g de este alimento contiene tan solo 1 mg.
Al tratarse de una hortaliza de sabor suave y muy ligera de comer, goza de enorme aceptación entre los más pequeños, sobre todo en tortilla o rebozada.
También, resulta muy recomendable en el caso de mujeres embarazadas. Dos calabacines de tamaño medio aportan una octava parte del ácido fólico que precisan al día a fin de prevenir importantes malformaciones en el feto.
Esta especie posee propiedades antiespasmódicas y laxantes. El calabacín es un excelente emoliente y además, es muy útil para tratar quemaduras. La planta del calabacín, principalmente sus hojas, poseen propiedades diuréticas y vermífugas. Por su contenido de potasio; ayuda a aquéllas personas que sufren de calambres
Como vermífugo, el calabacín está muy recomendado para aquellas personas que tengan lombrices en el intestino. Al contener fibras, combate el estreñimiento
El uso del calabacín mediante su aplicación externa es muy útil para limpiar las asperezas de la piel, esto se debe a las propiedades emolientes que posee. A su vez, la aplicación de esta planta resulta ser un excelente tratamiento para las quemaduras.
Como diurético, actúa estimulando la eliminación de líquidos desde el organismo, debido a esto es muy aconsejable su aplicación para tratar infecciones urinarias, cistitis y nefritis. De la misma forma ayuda a prevenir la aparición de cálculos renales. Es un buen depurador, ayudando a eliminar toxinas y contribuye a bajar el colesterol.
Por las propiedades antiespasmódicas, el calabacín está muy recomendado para tratar espasmos estomacales y situaciones de diarrea.
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