La postura de triángulo es una de las posturas más poderosas para fortalecer el sistema nervioso. Además relaja los músculos principales del cuerpo y proporciona una salida inmediata a la frustración, ayudando a construir la paciencia.
Con sólo practicar unos minutos, puedes cambiar estados emocionales, mejorar tu capacidad de resolver conflictos y mantenerte en paz contigo y con tu entorno.
Postura:
Coloca las manos y los pies en el suelo, abriendo tu compás para crear un triángulo de 60 grados. Baja la cabeza y relájala. Las manos están abieras a la altura de los hombros y los pies a la altura de la cadera. Observa que tu peso esté balanceado entre manos y piernas elevando el coxis hacia el cielo.
Haz un esfuerzo por bajar los talones hacia el suelo, y los hombros se mantienen hacia atrás. Mantén el abdomen fuerte y una respiración larga y profunda a través de la nariz.
Comienza con un minuto y ve aumentando el tiempo hasta 3 minutos. Puedes ir aumentando en un rango de 15 segundos por día.
Observa lo que sucede durante la postura, pon atención a cada emoción, sensación e incomodidad que surge, te dirá mucho de lo que ocurre en tu interior.
Para terminar, inhala profundo, sostén el aire unos segundos y relaja en postura de bebé. (Apoyando rodillas, tus glúteos tocan los talones, la frente va al suelo y los brazos hacia atrás con las palmas de las manos hacia arriba).
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