El silicio se encuentra integrando la mayoría de nuestros tejidos orgánicos, aunque en cantidades reducidas, y necesitamos ingerir cantidades adecuadas de este mineral si queremos sentirnos saludables, pues el silicio refuerza nuestras defensas, aporta energía, vigor, recompone las fibras de colágeno y elastina, conformando el tejido conjuntivo; posee propiedades antiinflamatorias; siendo un gran aliado de la piel, el cabello, los músculos, los vasos sanguíneos y el sistema nervioso.
Se encuentra principalmente, además del cabello, piel y uñas; en la aorta, cartílagos, tejido conjuntivo, timo, páncreas, hígado y bazo.
Quienes padecen de falta de silicio sufren fatiga, decaimiento, stress, dolores, malformaciones óseas, problemas articulares, convalecencias más largas, la piel y el cabello se resecan, mostrándose el último, opaco y sin brillo, las uñas se vuelven quebradizas y la dentadura más débil.
El silicio lo aportan especialmente los cereales, entre ellos podemos destacar a la avena, aunque además nos dan bastante silicio, el mijo, la cebada y el arroz integral; y también se presenta en cantidades altas en las frutas, las legumbres y en las hortalizas. La cola de caballo hace importantes contribuciones de silicio. Se necesitan alrededor de 40 mg. diarios para cumplir con los requerimientos.
Además de una dieta pobre en cereales, verduras y frutas, la falta de silicio puede obedecer al envejecimiento, ya que a partir de los cuarenta años comienza a mostrar su ausencia, y hay que reforzar su ingesta.
Es fundamental que se consuman estos alimentos en todas las personas, pero en especial quienes padecen de hipertensión arterial, colesterol alto, artrosis, artritis, osteoporosis, trastornos cardiacos, problemas digestivos, los deportistas, los que se están restableciendo de una enfermedad o los que se encuentran en la etapa post cirugía.
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